Un nuevo año de prueba para la selección universitaria. Los resultados de este año 2022 revelan algunos parámetros que ya han sido tradicionales y otros que ya venían indicando tendencias. Sin embargo, a pesar de todos los cambios que se han ido implementando los objetivos más importantes de esta prueba no se están cumpliendo: seleccionar a los mejores alumnos para continuar en carreras profesionales universitarias y disminuir la brecha de puntaje entre los colegios particulares y los colegio fiscales.
Tal como ya hemos advertido en artículos anteriores, la actual prueba de transición ha intentado dar solución esencialmente al objetivo político que está detrás de esta herramienta, que es mostrar una igualdad entre la calidad de la educación pública y la privada. Todos los intentos de disminuir esta brecha han fracasado sistemáticamente a pesar de los esfuerzos que ha hecho la autoridad por ir disminuyendo todos los contenidos duros (materia, conocimientos académicos) que requieren los postulantes para enfrentar con éxito su ingreso a la Universidad. Se ha eliminado materia, se han eliminado ítems, se eliminó la estrategia de omitidas, se ha disminuido la cantidad de preguntas por prueba, se ha aumentado el tiempo de resolución por cada pregunta, hasta se creó un elemento totalmente artificial que es el NEM-Ranking, el cual solo ha servido para que los colegios terminen manipulando a su favor un indicador que debiera estar basado en causas académicas y no comerciales.
NEM: Las notas infladas
A propósito de esto último, los resultados de la PDT 2022 indican ya una clara tendencia al respecto, los colegios han ido consolidando el fenómeno de “notas infladas”, particularmente estos dos últimos años de pandemia. Debido a la creación del NEM – Ranking los colegios se dieron cuenta que podían aumentar las probabilidades que sus alumnos postularan con mejores puntajes simplemente entregando mejores notas a sus alumnos, de esa forma podían subir en el ranking de colegios, herramienta que es utilizada por muchos apoderados para matricular a sus hijos. Es decir, un índice que debiera estar determinado sólo por el ámbito académico deriva en una mera estrategia comercial. Entre el 2018 y el 2020 los alumnos que se presentaban con el puntaje máximo de NEM – Ranking (850 puntos) rondaban los 4000, el 2021 subieron a 6000 y este año 2022 cerca de 7300 alumnos obtuvieron de sus colegios el máximo puntaje NEM – Ranking. Definitivamente esta herramienta que pretendía ser un agregado más para reducir la brecha de puntajes entre colegios públicos y privados se ha desvirtuado en su sentido original. Demás está decir que su sentido original, también es errado, ya que la calidad de la educación de los colegios publico nunca se va a igualar con la de los colegios privados por la vía de reducir el nivel académico de los exámenes sino mejorando la calidad de los profesores y la formación inicial de los alumnos, desde todo punto de vista. La educación gratuita no es sinónimo de educación de calidad.
La brecha en la calidad de la educación no cede
Los resultados de este 2022 son evidentes en cuanto a que la estrategia de modificar la prueba de transición para “facilitar” su comprensión y rendición a los estudiantes de colegios fiscales ha sido un fracaso año tras año: De los 100 colegios con mejores puntajes sólo 3 son colegios públicos, sólo los colegios particulares mejoraron su puntajes en relación a la rendición anterior y, lo que es más expresivo, los colegios particulares han obtenido estos últimos años (2018-2022) un promedio cercano a los 600 puntos, los particulares subvencionados un promedio de 500 puntos y los colegios fiscales solo 470 puntos.
Cuando la autoridad deje de pensar en nivelar hacia abajo para cumplir un objetivo político, centrándose en la calidad de la educación básica y media, podremos ver como la verdadera igualdad de oportunidades permite a los estudiantes de más escasos recursos NO SOLO ACCEDER a la universidad sino también mantenerse en el sistema de la educación superior, ser competentes frente a sus pares y llegar en igualdad de condiciones al mercado laboral. La educación pública no solo es de exigua calidad sino que además tiene un alto nivel de deserción, del mismo modo, cuando un alumno de escasos recursos logra ingresar a la Universidad, muchos de ellos terminan desertando de sus carreras por la mala preparación académica que recibieron en sus niveles previos.
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